La trascendencia histórica de Carlos Manuel de Céspedes al iniciar la lucha por Cuba en 1868, (dejando a un lado la derrota de sus ideas en la Asamblea de Guáimaro), así como su manera de actuar hasta su muerte en San Lorenzo, le otorgaron un sitio de honor en nuestra historia. Por otra parte, Ignacio Agramonte, con su valor y dignidad, con sus ideas republicanas y su capacidad militar, demostrada en su mando en el Camagüey, así como su disciplina y ética ante Céspedes, lo elevaron también a lo más alto de los valores cubanos. Por Ismael Rensoly