Una contradicción lo fueron las agencias de anuncios, que consideraron a esa emisora como “un vehículo débil”, y la otra contradicción se presentó con los jerarcas del departamento comercial del Circuito CMQ, los que sin ambages, se mostraron mucho más interesados en vender anuncios que en elevar la cultura. Sin embargo, a los planes monopolistas y a la vanidad de los hermanos Mestre, vinculados en su vida privada a clubes e instituciones de la aristocracia cubana de aquellos años, CMBF, la Onda Musical del Circuito CMQ significaba un eslabón importante. Por Ismael Rensoly