Algunos galanes y locutores, en vez de centrar su carrera en el estudio y la superación profesional, lo confiaron todo a la condición circunstancial de lucir "bonitos" como se dice por ahí, y claro está, esos galanes se sentían complacidos y orgullosos al verse reflejados continuamente en los “chismes de la prensa”. Por Ismael Rensoly