Las aguas del Canal Sea Forest estaban en calma mientras la embarcación de canotaje de Cuba tomaba su posición en la línea de salida. Era el día esperado, la final del C2 a mil metros de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La tripulación cubana, conformada por Fernando Dayán Jorge y Serguey Torres puso proa, sin saberlo, a la gloria olímpica. Los canoístas se impulsaron con una fuerza impresionante, sincronizando sus movimientos con precisión milimétrica. Cortaban el agua con determinación, mientras el bote avanzaba “impulsado por 11 millones de cubanos”, como lo catagolara el narrador Renier González.